Entre montes y senderos, en el pueblo de Genalguacil, se alzan los hornos de carbón, testigos de un pasado viril. En su interior ardía la leña, y el humo salía en columnas, creando la carbonilla negra que servía de fuel para las fraguas. En los días de faena intensa, se oía el sonido del trabajo, y los obreros con sus hazadas, manejaban el fuego con cuidado. El carbón alimentaba las forjas, y el hierro se templaba con esmero, creando las herramientas y aperos que eran útiles para el obrero. Hoy en día, los hornos de carbón son un testimonio del pasado, que recuerdan a aquellos hombres que trabajaron con esfuerzo y sudor. En Genalguacil, los hornos son un legado, que nos habla de una época lejana, y nos invita a reflexionar en el presente sobre el pasado. |
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